domingo, abril 26, 2009

Suspiria

la la la
una aguja en un pajar
ya te tocaba
no podía esperar
porque la lluvia del paraíso
y las tormentas
auguraban felicidad
la la la
uno dos tres cuatro
¿quién creyó que duraríamos tanto?
yo no 
ni tú
porque en estas cuestiones
sabiendo lo peor tantito
no teníamos razones para volver
nunca hubo
y sin embargo
nos lanzamos al vacío
qué triste saber
que cuando Sabina opina me muero
porque lo escucho
atiendo
obedezco
y ¿para qué?
si en 
cuatro tres dos uno
con un chasquido
la eutanasia
las balas
el cianuro
cloruro de potasio
todo
en una llamada
se acaban
los brazos
las pupilas
el rascar de espaldas
pero no las ganas de llorar

viernes, abril 24, 2009

1a entrada para el concurso de cuento desde el exilio Cuarentena: Malas influenzas, del Colectivo poético-experimental-etc Los Testículos del Rey

Maldición. ¿De dónde saco ahorita un rifle? Tomo otro trago de cerveza... el único líquido bebible a la mano. La televisión encendida, actualizo tuiteos, reviso blogs, leo noticias. Los celulares cerca, sentada junto al teléfono, mi lap no me suelta. ¿Será que todos vamos a morir?
No.
Todos no.
Me levanto despacio, escuchando el ambiente. Anoche (más madrugadadehoy que nochedeayer) temía la oscuridad. Por un momento me creí eso del ataque zombie. Qué tontería.
Reviso la hora en todos mis relojes 2:46, 2:48, 2:43, 2:46, no alcanzo el otro celular. Espero la conferencia de prensa sobre la fiebre porcina. Otro trago de cerveza. Barrilito, olvidada al fondo del refrigerador desde hace un par de semanas. Teléfono de casa, mi mamá, mi hermano anda hipocondríaco e histérico. Le digo a mi mamá que se regrese a la casa.
Las noticias empiezan. Conferencia de prensa de Córdova desde los Pinos. Lo más feo de estos casos, cuando estás acompañado, es empezar a reconocer los síntomas en quien esté sentado al lado tuyo, o que ellos comiencen a reconocer los síntomas en ti.
Creo que también la llaman "histeria colectiva".
Buen día para vender enlatados, chalecos antibalas, armas de fuego, cubrebocas, rosarios, misales, muchos dvd's y muchos libros. Mal viernes para bares, cafés, antros, conciertos, fútbol. Ya empezó a opinar el mundo sobre la influenza en México...
Se me terminó la cerveza... Fer vendrá e iremos por más. Tenemos miedo de entrar a la Bodega Aurrerá... llevaremos cubrebocas por todos lados.

Fin de la primera parte...

miércoles, abril 08, 2009

Si no es ahora, será mañana

Qué noche. Qué digo... qué día. Se nos acaban las horas. 
Nadie sabe en realidad cómo suceden las cosas. Una tarde estás bien, al rato desapareces, cuando regresas ya todo cambió. Un parpadeo, un breve cliché, un figmento de minuto, un montón de segundos del tamaño de una ola. El mar te arrastra en la arena. La noche sigue siendo una rima sin verso. Tu esperanza es la mirada de una gata en celo, pero la primavera no cambia: pronto llegará la temporada de caza. La próxima vez un rifle nuevo, presa de novedosos miedos, pero igual se pudrirán tus pestañas.
El planeta gira, no se detiene si caes. Te levantas cuarenta veces y cuarenta más te arrastras en una marisma de mugre, ocio e intertextualidad. No entiendes tampoco. Lees mis palabras sin dejarlas penetrar tu sistema nervioso, bloqueas las entradas con lágrimas espesas de mercurio roto. ¿Cuál es el punto? Sangro cada risa leyendo el mismo poema sin final. Y sin embargo nada es igual, cada letra es sí misma pero es otra porque significa algo para alguien que ya no soy yo ni eres tú ni es nosotros ni será de nuevo quien hoy se llama como ayer ya no era su nombre.
Ciao. Cuatro letras, algunos trazos sobre la funda de polvo que cubre asfixiante nuestro hace un año o dos o ya volví a perder la cuenta de los meses, de las supernovas perdidas en cada ojo tuyo, de los suspiros en tus espinas y la miel envenenada de tus pétalos. El olvido se aferra a las espadas, a las flores de papel destiñéndose oxidadas por los repuestos de corazón que cada día una fuerza ajena a nosotras prepara. Busco en mis yemas tu aliento, en mis labios tu voz, arranco de las paredes la cal con que esa noche te pinté una cruz. Grito al jardín de las delicias con mi alma entre las piernas y la fe hasta las rodillas. Devuélvanme la oportunidad perdida, devuélvanme el rosal entero que quiero ahogarme entre sus ramas.
Si no fueras tú y no fuera yo, si las tablas de la ley y los siete pecados y el arca de la alianza y el santo sudario y los mártires y los santos no se opusieran a tu canto de cánticos, si el pulso de mi sistema no respondiese a todos mis sueños destronados. Si tú, corona de mis verdades, plegaria de entre osarios y cristales, no emanaras el centro de mis constelaciones, esta noche yo absorbería tus temores.